LAS PALABRAS DE S.S. EL DALAI LAMA
FRENTE AL ESPEJO DE LA REALIDAD

Las razones que da SS el Dalai Lama para justificar el edicto que prohibe la veneración de la deidad Dorje Shugen varían considerablemente según la audiencia a las que están dirigidas.

La justificación para los tibetanos –que destruyó enteramente, dicho sea de paso, la armonía de la comunidad tibetana– es la siguiente: “Venerar a esta deidad maligna pone en peligro mi vida y la libertad del Tíbet. Si ustedes, tibetanos, quieren mi fin, y si no les importa nada la libertad del Tíbet, entonces sigan venerando a esta deidad”.

Por el contrario, a las audiencias occidentales el Dalai Lama les dice que ha proclamado este edicto “para salvar de la degeneración al budismo tibetano, tan profundo y puro, evitando que se convierta en adoración de espíritus”. Y también: “impongo este edicto de prohibición para promover la paz y la armonía entre las cuatro tradiciones budistas tibetanas”.

El Dalai Lama menciona a veces otra justificación para el edicto, y en su reciente visita a Nueva York, en julio del 2008, la ha repetido una vez más: “Hago esto por mi libertad religiosa personal. Yo deseaba pedirle a Khunu Lama Tenzin Gyaltsen que me diera la transmisión del Tantra Sangwa Ñingpo, y le pedí su opinión a mi maestro Ling Rinpoché. Él me contestó negativamente, diciendo, ‘hay mucha discusión sobre este [tantra]’. En realidad mi maestro tenía miedo de Dolgyal (Dorje Shugden). Así que yo perdí mi propia libertad religiosa”.


¿Cuál es la realidad detrás de estas declaraciones?

Quienquiera considere que todo lo que dice el Dalai Lama es literalmente cierto, infalible e incuestionable, no intentará siquiera poner en duda, ni por un segundo, ninguno de estos puntos. Sin embargo, si una mente analítica investiga la validez de estas palabras de Su Santidad –comparando su sentido con la realidad– inevitablemente se llevará una gran sorpresa con la enorme discrepancia que hay entre las afirmaciones del Dalai Lama y la realidad de los hechos.

Justificación para los tibetanos:
“Venerar a esta deidad maligna pone en peligro mi vida y la libertad del Tíbet…” (SS el Dalai Lama)

Justificación para los occidentales, primer punto:
“para salvar de la degeneración al budismo tibetano, tan profundo y puro,
evitando que se convierta en ‘adoración de espíritus’…”

(SS el Dalai Lama).

Dejemos de lado la discrepancia entre las justificaciones para tibetanos y occidentales y miremos simplemente la validez de los puntos presentados repetidamente ante el público occidental:

La verdad es que las cuatro escuelas del budismo tibetano, y en particular SS el Dalai Lama, su gobierno y las personas de su entorno más cercano, confían no sólo en una deidad protectora –que así se les llama– sino en un gran número de estas deidades, de orígenes diversos. En la sociedad tibetana se adora cotidianamente a centenares de estas deidades, con rituales complejos y esmerados. A pesar de lo que sostiene el Dalai Lama –que está decidido a

“salvar de la degeneración al budismo tibetano, tan profundo y puro, evitando que se convierta en adoración de espíritus …”– la adoración a estas deidades jamás ha disminuído, ni se ha hecho el menor esfuerzo por disminuirla. Muy al contrario, hacia finales de los años ochenta comenzó a florecer entre los tibetanos del exilio un renovado fervor de veneración hacia las deidades protectoras, fervor originado exclusivamente a partir de Dharamsala, [la sede del Dalai Lama]. En cada ceremonia celebrada para Su Santidad se invoca a estas entidades a través de cinco oráculos. Se les ha construído templos nuevos, y se ha compuesto en su honor nuevas plegarias y rituales, varios de ellos por el propio Dalai Lama. La tradicional fotografía de SS el Dalai Lama flanqueado por sus dos maestros –Kyabje Ling Rinpoché y Kyabje Trijang Rinpoché– ha sido completamente desplazada por una foto del Dalai Lama flanqueado por los protectores Nechung y Palden Lhamo.
Con excepción del edicto prohibiendo a Dorje Shugden, ni un solo dios o demonio tibetano ha sido discriminado, perseguido o abolido.

Justificaciones para los occidentales, punto segundo:
“impongo este edicto de prohibición para promover la paz y la armonía entre las cuatro tradiciones budistas tibetanas”.
(SS el Dalai Lama)

Esta afirmación del Dalai Lama implica que los seguidores de Dorje Shugden son unos sectarios Guelugpas intolerantes, que no pueden soportar a ninguna otra escuela, y que son, por lo tanto, destructores de la armonía.

Sin embargo, la realidad es que los seguidores de Dorje Shugden son como cualquier otro budista tibetano, limitándose a practicar su propio Darma que les ha sido transmitido por los grandes maestros de su tradición, sin causar problema alguno a ningún practicante del Darma. Hay evidencia de sobra para probar esto.

Para dar sólo un ejemplo: cuando los tibetanos salieron al exilio, alrededor de mil quinientos monjes y lamas de las cuatro tradiciones vivieron juntos en un lugar llamado Buxaduar, en Bengala Occidental, desde 1960 hasta 1968. La mayoría de los monjes Guelugpas y Sakyapas eran practicantes de Dorje Shugden. Todos vivían en perfecta armonía, sin el menor problema ni tensión, con los monjes de las tradiciones Ñingma y Kagyu –compartiendo las mismas casas, los mismos alimentos y las mismas asambleas de oración, practicando la hermandad en su verdadero sentido.

Por lo general, las relaciones entre las cuatro escuelas budistas tibetanas, comparadas con las de muchos otros grupos religiosos del mundo, son muy puras y armoniosas –mientras el gobierno tibetano del exilio no se meta en sus asuntos.

Una excelente prueba de tal hermandad acaba de producirse en el sur de la India, en Bylakuppe, cuando los monjes de Pomra Kamtsen, del monasterio de Sera Me, fueron expulsados de la comunidad monástica y de la sociedad tibetana por medio de una campaña de firmas, porque se rehusaron a renunciar a su fe en Dorje Shugden. En el curso de estos acontecimientos, por la acción de ciertos grupos [empujados por el gobierno del Dalai Lama] se les prohibió a estos nuevos parias el acceso a las tiendas tibetanas, a la clínica del monasterio, así como a sus reservas y distribución de alimentos. Como no quedó ningún comercio cercano donde comprar lo necesario para su supervivencia cotidiana, el “Campamento tibetano número Cuatro”, liderado por Su Eminencia Penor Rinpoché, acogió abiertamente a los monjes de Pomra Kamtsen para que pudieran comprar en las tiendas del campamento alimentos básicos como leche y demás. El “Campamento número Cuatro” está poblado en su mayoría por Ñingmapas, que prestaron ayuda sin vacilación a los Guelugpas que veneran a Dorje Shugden. ¿No es éste un signo inequívoco de la solidaridad de los practicantes del Darma, que va mucho más allá de los límites de las escuelas?

Justificaciones, tercer punto:
“… que me diera la transmisión del Tantra Sangwa Ñingpo, y le pedí su opinión a mi maestro Ling Rinpoché. Él me contestó negativamente, diciendo, ‘hay mucha discusión sobre este [tantra]’. En realidad mi maestro tenía miedo de Dolgyal (Dorje Shugden). Así que yo perdí mi propia libertad religiosa”.
(SS el Dalai Lama)

El Dalai Lama culpa a Dorje Shugden por la respuesta negativa que le dio su maestro Ling Rinpoché cuando quiso recibir la transmisión del Tantra Sangwa-Ñingpo. Hay, de hecho, “mucha discusión” sobre este Tantra, pero estas discusiones nada tienen que ver con Dorje Shugden, en modo alguno. Muchos sabios tibetanos antiguos, en especial aquellos con un conocimiento profundo del sánscrito, como los maestros Jangchub Wö, el traductor Goe, el traductor Chak, el gran Sakya Pandit, el gran maestro Büton, etc., observaron que cierto número de Tantras tibetanos carecían de autenticidad en tanto que Tantras budistas indios originales. Estos textos, incluyendo el Tantra al que alude el Dalai Lama, fueron clasificados aparte. El comentario de Kyabje Ling Rinpoché, acerca de que‘hay mucha discusión sobre este [tantra]’, se refiere a estas discusiones de muchos sabios tibetanos –tanto antiguos como más recientes– acerca de la autenticidad del Tantra Sangwa-Ñingpo.

Por lo tanto, la respuesta de Ling Rinpoché nada tiene que ver con el protector Dorje shugden. Ling Rinpoché no tenía razón alguna para temer a la deidad, ni tenía razón alguna para asustar a Su Santidad con esta deidad. Desafortunadamente Kyabje Ling Rinpoché ya no está entre nosotros, pero todavía están vivos muchos de sus discípulos respetables y fidedignos.